Después de 4 horas en barco desde Padangbai, Bali, llegué a Mataram, la capital de Lombok. Aquí tengo la intención de subir el Rinjani, un volcán 3721 metros, y explorar en moto playas y pueblos.
Uno se da cuenta inmediatamente de varias diferencias: primero, aquí son musulmanes y en todas partes hay mujeres con “jilbab” o pañuelos y hombres con sombrero blanco, si no han ido a La Meca, o negros, si han ido.
En segundo lugar, al principio no son tan simpáticos y no recibes una sonrisa incondicional cuando cruzas la mirada con alguien como en Bali. Y de postre, casi nadie habla inglés, ¡por lo que tendré que aprender unas palabras de “Bahasa Indonesia” para entendernos! Es bastante fácil, ya que no tienen tiempo verbales, ni masculino ni femenino. Es como hablar indio: “Saya Berbicara Bahasa Indonesia” (Yo hablar lengua indonesia).
Renovación de la Visa
A las 6 de la mañana me encuentro a Ari, el dueño del hostal, listo para acompañarme a inmigración para extender mi visa de un mes a dos meses. Y como quiere venderme el tour para subir Gunung Rinjani, la montaña más alta de Lombok con 3721 metros, ¡aparece vestido con una camiseta del Barça!
Me dice que la oficina abre a las 9, pero no me fío ya que él procesa la visa por 500.000 rupias, cuando se puede hacer por 250.000, ¡y creo que me quiere hacer llegar tarde! Llegamos a inmigración a las 7 y encontramos a todos los funcionarios haciendo aeróbic y sudando, bajo la dirección de una enérgica líder. Cuando volvemos una hora más tarde, todavía están haciendo gimnasia y luego se ponen a hacer ejercicios de relajación.
¡Luego se van a casa a ducharse y vuelven a las 9.30! Ari tenía toda la razón del mundo, ¡qué paciencia! Para alargar la visa vía lenta, el primer día recibes un papel, el segundo a las 4 pm se pagan 250,000 Rupia (25 US $) y el tercero a las 10 ya lo tienes. Puedes hacerlo exprés en un día por 400.000 rupias ($40), ¡pero como buen catalán decido seguir la vía lenta!
Subiendo el Rinjani (3721 metros)
Finalmente le compré el tour del Rinjani a Ari y es casi como un chiste: ¿saben aquel que diu de un inglés, una francesa, una alemana, una holandesa, una yanqui y un catalán que van a subir una montaña de 3721 metros durante 3 días? Nadie explica qué llevar, no hay piquetas (se utilizan palos para plantar las tiendas), los portadores, muy sonrientes, cargados con tiendas de campaña y sacos y comida van en chanclas y fumando, y cuando le preguntamos al guía qué tipo de vegetación hay nos responde: “¡Árboles”! La ruta es bastante simple, pero parece que tienes que hacerla con guía.
El día 1 salimos de Senaru, cruzamos un bosque frondoso y subimos por el mismo camino para acampar en el borde del cráter del Rinjani. Desde aquí hay magníficas vistas de la cumbre y un mini cráter, Gunung Barujani (2300 m), humeante junto al lago Segara Anak. Dormimos a unos 2400 metros.
El día 2 subimos un poco más y descendemos al lago Segara Anak (2000 m), con los lugareños pescando “silapat” y remojándose en las aguas termales cerca de un mini cono surgido de la erupción de 2004. Después del almuerzo, seguimos subiendo para dormir a 2700 metros, con una espectacular puesta de sol con nubes colgando del cráter.
El tercer día nos levantamos a las 2.30 am y subimos la cresta bajo la luz de la luna para llegar a la cima a las 6 y ver el amanecer, con la sombra del Rinjani contra una nube, el lago 1500 metros por debajo y la luna en el cielo, increíble! Al fondo se ve el pico del Agung, en Bali. Luego descendemos a Sembalun para terminar la excursión y regresar a Mataram.
Vistas desde la cumbre del Rinjani, 3726 metros |
Un recorrido por la isla en moto
De vuelta a Mataram, decido alquilar una motocicleta y hacer una ruta de 5 días por la isla, que es bastante pequeña. Empiezo por Tete Batu, un pueblo en medio de campos de arroz en el lado sur del Rinjani. Al igual que en Bali, la gente no tiene prisa, y a pesar de la barrera lingüística, tienen todo el tiempo del mundo para comunicarse contigo.
Conozco a Kamarudin, que está haciendo una casa él mismo con la ayuda de su hermano, Hambali, que habla inglés porque vivía en Canadá, y un primo. La mujer hace ladrillos con arena y cemento y los deja secar. En general, las mujeres y las niñas te contestan que no cuando les preguntas si les puedes sacar una foto, ¡una lástima!
Me invitan a un “Kopi Kedle” o café de soja, a fumar un cigarrillo de tabaco local (aquí todos los hombres fuman) y a quicos, y pasamos dos horas charlando. Me dicen que el 90% de la gente aquí es Sasak y combinan el islamismo con hábitos animistas. También hablamos de lo diferente que es la vida en oriente y occidente.
Chris, del hostal, me cuenta más cosas: que hablan Sasak y que pueden tener hasta 4 mujeres. Para casarte también se estila robar a la chica que te gusta una noche, y esperar a que las autoridades vengan al día siguiente para organizar una boda. Como otros lugares donde practican el islamismo, para separarse el hombre simplemente tiene que decir “quiero separarme de ti” 3 veces. La mujer también puede separarse, pero debe ir a las autoridades.
Una vez separado, el hombre no puede volver a casarse hasta que la mujer se case. A veces el proceso se puede hacer un poco lento, y es posible pagar a alguien para organizar una boda de una noche con tu ex esposa, para pasarle el “muerto” a otro hasta que la mujer encuentre un marido definitivo, y así poder volver a casarte. Las relaciones aquí son muy diferentes, desde fuera parece que la mujer es más una sirviente que una compañera.
En Lombok tener alarma o no es totalmente indiferente: todos los días a las 5 de la mañana se ponen a recitar el Corán muy animadamente desde las mezquitas. Incluso en un pequeño pueblo como Tetebatu, los sonidos que se mezclan de 4 o 5 mezquitas suenan bien fantasmagóricos.
Aprovecho el día para ir a una cascada llamada Air Kujut y que los lugareños dicen que tiene la propiedad de hacer crecer el pelo. También hay unos cuantos tímidos monos araña, muy grandes y con una cabeza que me recuerda a “Darth Vader” de la Guerra de las Galaxias.
Sigo la ruta hacia el este, con un fuerte carácter musulmán, cruzando un pueblo donde todo el mundo ayuda a construir una mezquita y pueblos como Masgabik, con motocicletas por todas partes y carros tirados por caballos. Llego a Kuta por una carretera que necesitaría una moto de trial en lugar de la scooter que llevo, y está llena de bares casi vacíos con música de Bob Marley a todo volumen.
Al día siguiente resigo la costa sur de Lombok, por un camino lamentable lleno de hermosas playas donde te puedes bañar y disfrutar de un coco en una playa casi vacía. Como en todas partes, es fácil hablar con los lugareños. Tati, de Mataram, empieza hablando conmigo rápidamente en indonesio y tengo que recurrir al “Saya Tidak mengerti” (no te entiendo), pero al final establecemos una comunicación interesante. Por los pueblos la gente te grita “Halo Mister” cuando te ven pasar.
Por la noche, encuentro una familia que me acoge en un pequeño pueblo llamado “Nambong“. Dika, que habla un poco de inglés, es un poco mentiroso, ¡pero muy buen tipo! Primero me dice que no tiene mujer, que la chica que está en la habitación es su hermana, y luego resulta que ella es su esposa y también tiene una hija!
Me dan pulpo, pescaditos fritos, arroz y una especie de frijoles para la cena y me dice que coma todo lo que quiera, porque tienen muchos más peces y pulpo dentro. Comemos sólo él y yo, y afortunadamente no le hago caso, ya que lo que queda es engullido por su esposa, su madre, su hermana, su hija y un hombre llamado Elamón.
No aparecen más pulpos ni peces por ninguna parte. Luego su hija ve Tom & Jerry en árabe (que nadie entiende) en la pantallita del teléfono móvil de su padre, hasta que se termina la batería.
Esta familia no tenía luz ni aseo (para ir al baño tenía que tomar la moto y salir del pueblo). Tienen 4 vacas que han comprado por 2 millones cada una ($200) y las venden por $600 en el Ramadán. En esta zona, algunas familias han comprado una especie de cilindros para procesar la tierra y obtener oro, y también cultivan algas marinas para venderlas a Yakarta, Java. A pesar de todo, son tan generosos como para ofrecerme su habitación para una noche.
Una familia balinesa me acoge
En el hostal conozco a una familia balinesa con 3 niños. Les pregunto si me pueden llevar al ferry para cruzar a Bali, y no sólo me llevan al ferry, sino que me invitan al ferry, a todas las comidas, a dormir en su casa y me ayudan a procesar la compra del billete a Sumatra, que sólo se puede comprar con una tarjeta visa indonesia.
Yoman y Gayaetri se alimentan principalmente de frutas y no comen carne, ya que me dicen que el 60% del CO₂ global en la atmósfera es el residuo de la actividad ganadera. Llevan camisetas que dicen “Go Green, Go Veg and Save the Planet”.
Me despido de ellos desayunando Klak-klak, unos dulces de color verde a base de harina arroz y coco y voy al aeropuerto, contento de haberlos conocido, con un cono de arroz, sambal y tofu que me han dado para comer por el camino.
¿Qué más se puede pedir?
Yep yep Yep
Más fotos: https://picasaweb.google.com/109101372812336982551/Lombok#
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